Importancia de la luz en la obra de Arte


Paloma Navares reflexiona en el CAC Málaga sobre la importancia de la luz en la obra de arte
La artista participa en el ciclo ‘Hablando de fotografía’ con una conferencia en la que reivindica las creaciones que “buscan la libertad”. “La dualidad siempre ha estado presente en mi producción”, sostiene

‘EL ALMA HERIDA’.Pieza de Navares firmada en 2004.
Estudiaba en un colegio de monjas rodeada de niñas mayores que ella. Tenía ocho años cuando apareció una religiosa, la profesora de manualidades, y les mandó que calcaran en cristales las siluetas de esculturas romanas. Venus sin brazos a las que pintaban bellos vestidos, porque estaban desnudas y eso estaba mal. También dibujaban escenas del vía crucis, que en la superficie transparente surgían claras, llenas de luz. Han pasado ya algunos años, pero Paloma Navares (Burgos, 1947) reconoce que sigue haciendo algo muy parecido a lo que aprendió en aquellas clases.

«La dualidad siempre ha estado presente en mi producción. Por ejemplo, la combinación de temas tradicionales con el empleo de adelantos tecnológicos, pero sobre todo el interés por asuntos duros, incluso desagradables, que presento tamizados por la belleza de las imágenes». Navares echa la vista atrás unos minutos antes de pronunciar en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC Málaga) la conferencia ‘Luz y soporte’, dentro del ciclo ‘Hablemos de fotografía’, organizado por el CAC y la Facultad de Bellas Artes.

La creadora articula su charla en la reflexión sobre la importancia de la luz en la obra de arte. «En la fotografía la luz está oculta y va de dentro hacia afuera. En mis creaciones, utilizo las fuentes artificiales como si fueran naturales, porque para mí lo importante no es sólo la luz que impregna los objetos, sino también la que irradian los propios elementos», explica Navares.

Para ilustrar sus afirmaciones, la artista proyecta algunas de sus creaciones. Y como le gusta predicar con el ejemplo, reivindica las obras «híbridas, que buscan siempre la investigación y la libertad» con un catálogo que va de las instalaciones al videoarte, pasando por las fotografías, quizá su faceta que le ha hecho más conocida para el gran público.

Como aquella niña del colegio de monjas, Navares se enfrenta a asuntos como la violencia, la eutanasia o el paso del tiempo con imágenes de pétalos de flores, de piedras desgastadas por el mar que no cesa. Estampas apacibles que sólo dejan ver su mensaje cuando el espectador se acerca y contempla el velo de luto que suele acompañar a la belleza.

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